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Crónica: HELLFEST 2017, Clisson. Día 3 (18/06/17)

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DÍA 3, DOMINGO 18 JUNIO

Descansados, activos, con ganas de la tralla que se espera y también se genera el último día que no ha hecho más que comenzar, nos dirigimos a la zona de los escenarios principales donde tengo muchas ganas de ver a esta banda de metalcore australiana llamada NORTHLANE. Bueno, ya sabéis que parte del éxito de una banda de estas características se basa en su juventud, y por lo tanto en esa energía de que disponen para hacer saltar todo por los aires, incluido sus flexibles y livianos cuerpos que a veces se doblan como si fueran de goma. Que se preguntes a su cantante Marcus Bridge, quien aprovechó la prolongación del escenario para estar más cerca del público. Llevan en esto desde 2009 y venían presentando su cuarto disco, recién editado bajo el título de “Mesmer”.

Más metalcore con esta banda de Birmingham llamada SHVPES, con arraigo más hacia la melodía, pero en las partes que se lo podía permitir, a son de doble bombo, pillando la primera tarima que tenía por el escenario para pegar esos saltos geocéntricos, que entretienen y que a veces te hacen pensar a ti, que es una fórmula infalible para ponerte a hacer deporte para bajar unos kilos. En el caso de lo que destaco en ellos es el buen trabajo de concepto sonoro, llegando a sonar progresivos con esos cambios instrumentales.

¡Dios Mío, vudú en estado puro! Esta banda de metal psicodélico procedente de Londres, es algo que no puedes dejar de ver si tienes ocasión. Los ritmos afrocaribeños de VÔDÛM te los tienes que imaginar si no logras escucharlos. Las percusiones de su cantante Oya, y ese timbre vocal que se gana a todo el público, además de por la simpatía de sus danzas y lo llamativo de ellas, hay que unirle a el otro miembro femenino de esta locura que cala hondo. Ella se hacer llamar Ogoum y baquetea con el mismo uniforme que el resto, como si fuera a realizar ofrendas o sacrificios. Desde luego para ellos lo sacrificado es el bajo, ausente, no existe, no es necesario, ya se basta con las seis cuerdas Ghede. En fín, os voy a decir una cosa, llevan sólo desde 2013 con un disco editado titulado  “Possession”, aunque es cierto que ya han picoteado en formaciones previas, pero bueno, dependiendo de su grado de involucración en reiterar esta performance, podemos estar hablando de una banda destacada en el futuro.

THE DEVIL WEARS PRADA es una comedia o drama distinto de aquella novela escrita por Lauren Weisbergen y por ende, de aquella película de Davil Frankel de 2006. Algo tiene de inspiración en el título de aquel libro y film cuando se vuelven sus músicos tan ásperos en directo. La primera vez que venían a la tierra de los viñedos y con su saturación sonora, podían hasta haber arruinado la cosecha de temporada. Se muestran con muy mala uva, como si realmente al diablo lo vistieran de lujo, y no necesitara más que una capa para ejercer su profesión, disgustándose por lo tanto y convocando a todos los demonios. Son ya seis los discos que tiene publicado, así que es la cifra exacta para hacernos participes de su posesión. Unos bestias

PRONG, esperado show de unos veteranos que siempre recuerdo como una banda original en su sonido cuando empezó a finales de los ochenta. La simpatía que tengo por el fundador Tommy Victor, después de haber compartido algún rato divertido tras entrevistarle como portavoz de Ministry cubriendo la ausencia a la entrevista de Al Jorgensen, me hace esbozar alguna sonrisa y momentos de cachondeo. Pasa el tiempo, y lo veo como un perfecto guardián de una historia que permanece solida en los tiempos actuales, habiendo cambiado de forma en su trayectoria, gracias a ese crossover de metal, thrash con pinceladas industriales. Muy elegante, también el resto de compañeros. Creo que su corto set, se lo tomaron como una manera entretenida de tener despiertos a los madrugadores de este último día. A mí se me hizo muy corto, bueno, es que realmente lo fue.

BLACK STAR RIDERS suponía reencontrarse con una potente banda de hard rock formada que se formó en 2012 para seguir con la aventura de Thin Lizzy, pero con otro nombre. Sus miembros de esta manera iba a ponerse a grabar nuevo material usando este nombre y así evitar problemas. Yo creo que hicieron bien, y así todo encaja conociéndolos. Su cantante Ricky Warwick, que siempre me pareció un portento de enganche vocal al frente de aquella historia llamada The Almighty, terminó recalando con Scott Gorham, guitarra de los originales Thin Lizzy, y para seguir con la película en el candelero, bajo las siglas originales se unieron a la batería Jimmy DeGrasso, al bajo Robbie Crame (antes estaba Marco Mendoza), y a la otra guitarra Damon Johnson. Todos con el fin, dicen, de brindar el recuerdo de Phil Lynott. Recuerdo una conversación con Gary Moore cuando vino a Madrid y tuve ocasión de preguntarle, poco antes de su muerte, que Lynott si levantara la cabeza no estaría nada contento como se estaba usando su nombre. Pero ya cambiado, y como los vimos en vivo, geniales, con sus temas de hard rock propios, y por su puesto dejando caer un par de clásicos que sonaban en los tiempos de Thin Lizzy, “The Boys Are Back In Town” y “Whikey In The Jar”.

ILL NIÑO, el poder del metal latino fusionando melodías. Unos supervivientes de la escena nu metal, que han sabido superar el tirón, o más bien, cómo bandas coetáneas han ido cayendo por las cunetas. Me niego a pedirles a todos los pasaportes, porque aparecerán más nacionalidades que personas son. Esa unión de distintas culturas, y tradiciones, seguro que fue parte del interés mostrado hacia ellos cuando empezaron a finales de los noventa. Yo recuerdo verlos la primera vez en su estreno por España en el festival Festimad, y aquello estaba claro que tenía la suficiente forma hecha para permanecer vivo hoy en día. Hace tiempo que no editan disco nuevo, pero venían con un buen arsenal de temas ya rodados para divertirnos y hacernos saltar. Siguen mostrándose muy entregados y divertidos en escena. Su bajista Lázaro Pina, ya sin aquellas largas rastas, salió a tocar con un sombrero al estilo Tío Pepe, como si fuera Danko Jones, aunque era una broma, enseguida se lo quitó y llevaba una prenda que le cubría la cabeza más coherente. Muy intensos.

El trío italiano UFOMAMMUT al mismo tiempo demostraba porque es una de las formaciones de doom reclamada para tocar este año en la carapa del Valley. Ellos no dejaban de mirarse para saber en que momentos la gravedad tenía que cambiar el sistema descrito mientras los cuerpos se contonean. Son pesados y rudos sus riffs, oscuras formas de sonidos que recuerdan que esta carpa debe seguir alimentándose cada año con esta apuesta en la que lleva metido la organización hace un tiempo, dando ese colorido cósmico y de vanguardia primitiva que cada vez más interesados captura. Era la tercera vez que pisaban el entorno de los viñedos, con algo más de media hora para tocar, pero a un grupo así, siempre mola verlos más tiempo y no tan concentrados.

Desde la vuelta de SANCTUARY a los escenarios, lo cierto es que yo he percibido las distintas veces que los he visto en directo con distinta opinión sus actuaciones. En líneas generales, creo que queda claro que su cantante Warren Dane tiene un timbre de voz bonito y enérgico, capaz de afrontar largas notas, pero también son largos sus paseos por el escenario como si no tuviera nada más que ofrecer. Para más lentitud del asunto, en mitad de su set tuvieron que parar para resolver unos problemas técnicos. No es de desear este tipo de historias para ninguna banda, porque a veces como aquí, se viene todo abajo. La publicación de “Inception” y la presencia en vivo de algunos de los temas clave de la primera época era una nueva ocasión para valorar a esta banda de Seattle. Me quedé con lo mejor de su pasado.

ALTER BRIDGE están destinados a que no terminen de aportarme lo que busco en ellos cada vez que les doy una nueva oportunidad para que llenen ese algo que no terminan de transmitirme. La conclusión es clara. Son unos grandes músicos, con una experiencia y un fuerte potencial instrumental, que termina de cerrar, en ese aspecto profesional, su cantante Myles Kennedy, pues negar que la voz que tiene es agradable y está por encima de muchas notas sería mentir. Lo que pasa que no tiene esa capacidad escénica para llenar un escenario. Cuando lo ves invitados de algún grupo es la banda perfecta, pues no va a comerse con su espectáculo al artista que le ha invitado, pero al mismo tiempo siempre es resultón escuchar en directo sus temas, aunque les falte gancho interpretativo.

Los californianos OF MICE & MEN era otra asignatura pendiente que tenia, pues aún no los había visto en directo. Los cambios de tono de su bajista y cantante a la hora de cantar agresivo o más dulce, estaba muy bien hilado. Se le veía con muchas ganas de salir a desmelenarse un poco al frente de las pa, como hacían sus compañeros, pero por estar demasiado pendiente de las partes vocales, imposible, algo que yo creo le hacer pasarlo un poco mal, pues te resta capacidad de movimiento. Antes de esa parte se encargaba Austin Carlile, pero desde que abandonó la banda, retomo esta tarea Aaron Pauley. El resto de la banda, claro, era el contraste. Durante la actuación las mangueras de la organización empezaron a soltar chorros de agua para apaciguar el calor. La nota curiosa la puso cuando Aaron mandó sentar a toda la explanada del este escenario principal.

En el siguiente MainStage a continuación actuarían PROPHETS OF RAGE, y ciertamente creo que fue sin necesidad de llegar a ningún debate, la fiesta más grande que tuvo Hellfeste este año. Los ex de Rage Against The Machine y Audioslave hacían recordar en numerosas ocasiones su pasado, sin descuidar las virguerías de guitarra de Tom Morello, pero claro, aquí sin Zack De La Rocha. En su lugar dos raperos de época, Chuck D de Public Enemy y B-Real de Cypress Hill, quienes se dieron un baño de masas, dejándose rodear por el público al tiempo que ponían en convulsión al público. Temas clásico de todas las formaciones fueron cayendo empezando por el que da nombre a este encuentro de celebridades. En el medio del show una médley con clásicos raperos propios y extraños, y una emotivo versión instrumental del “Like A Stone” de Audioslave dedicada a Chris Cornell, pues recordaros que en este proyecto Cornell era quien ponía la voz junto al resto de integrantes de RATM. Me pareció un gran detalle dejar que imagináramos nosotros la voz desgraciadamente extinta. El cierre con “Bulls On Parade” y “Killing In The Name” era como vivir a RATM en uno de sus cierres.

Para CLUTCH quise llegar muy pronto y coger sitio, no me pasara lo que la última vez que actuaron en 2014. Entonces estaban reparando el no poder tocar el año pasado, en 2013, al tener que cancelar por problemas familiares su actuación. ¿Qué paso en 2014? Que era tal la cantidad de gente agolpada en la carpa que fue imposible ni asomarse. Así que no vi nada. Recordaba buenos momentos de aquella vez que tocaron en Sonisphere en Getafe, Madrid, fue en 2012, y quise reencontrarme con esos músicos. La decepción fue colosal, me aburrieron como nunca pensé. No había sangre ni movimiento ni feeling, hasta que terminaron el show con los temas “Electric Worry” y “X-Ray Visions”. Os prometo que era como si estuvieran esperando para entregarse al público. Neil Fallon, hizo honor a su apellido. Como apunte, sacó a relucir un theremin para hacer ruiditos y le vimos colgarse circunstancialmente la guitarra para ocupar sus manos.

La siguiente decepción que me llevé fue con LINKIN PARK. Dos de seguida y para cerrar la edición. No era lo que esperaba encontrarme después de recordar años pasados con otras entregas sonoras, no tan ñoñas. Le dije a mi compañero Oscar, que me quedaba a ver el show integro, sacrificando aquí también interesantes bandas que tocaban a la par. Él hizo sus fotos y se fue a ver lo que se cocía en las carpas. A medida que fueron sonando los temas con esa blandenguería, las intros, las outros, los temas a capella, a piano, se me veía el mundo al suelo, porque no creía ver en esa situación a esta banda, que el pasado me había aportado otras sensaciones. A Chester Bennington lo dejé haciendo un corazón con los dedos a la cámara que emitía las imágenes por las pantallas, muy necesarias para poder cubrir las miles de personas que estaban pendiente de ellos.

No quise quedarme más tiempo y corrí como un loco para intentar enmendar mi mala apuesta, y poder ver algo del concierto que daban los suizos CORONER, una de las bandas pioneras dentro de la investigación progresiva del thrash metal en los años ochenta, y que tantas cosquillas me provocaron en el pasado. Joder, los estaba sacrificando por la regla que hay que autoimponerse, la de no puedes verlo todo si algo sabes que te va a maravillar. Conseguí resarcirme con parte del show final en la zona de las carpas, disfrutando de esa técnica sonando a la perfección en los temas “Masked Jackal”, “Grin (Nails Hurt)”, “Reborn Through Hate” y “Die By My Hand”.  En la actualidad el trío conserva la formación de Ron Royce en la voz y el bajo, así como Tommy T. Baron como guitarrista de los originales, siendo el batería añadido en los últimos años Diego Rapacchietti. Sonaron brutales.

SLAYER seguramente haya sido una de las bandas que más veces ha sido llamada a las filas del Hellfest para formar parte de su programación en los últimos años, y por mí, que lo sigan haciendo tantas veces quieran hasta que decidan retirarse de los escenarios. Volviendo la vista atrás, estuvieron en 2007, 2008, 2010, 2014, y en 2016. Es decir que teniendo la referencia del año pasado, que en su día, contamos a través de aquella crónica, como habían recuperado los valores de buena exposición en el directo con la formación actual. Bueno, pues no esperaba que fuera superado el concierto de la edición pasada, y en efecto, me bastó con ver que era similar. Con unos sonrientes músicos, que ya les hace entregarse al público como un espectáculo que son, fuera de modas, y apto para quienes quieren disfrutar de su música, aunque la banda auténtica hace un tiempo que dejó de serlo por no estar los originales, fuera de filas o bajo tierra. Apertura con “Repentless”, “Disciple”, “Mandatory Suicide”… y despedida con “South Of Heaven”, “Raining Blood” y “Angel Of Death”. Un efectivo cierre para quemar las últimas naves y pensar en la edición próxima, que cuando queramos darnos cuenta, la tenemos a la vuelta de la esquina.

 

Texto/fotos: Raúl García y Oscar Torres

Publicado el 30 de junio, 2017
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