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Slayer + Anthrax + Kvelertak - A Coruña (Coliseum) 31/10/2015

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Era sábado... Halloween... y venían a la "city" nada menos que dos leyendas del thrash metal acompañadas por unos más que dignos teloneros noruegos ¿Qué podía salir mal?

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Erlend Hjelvik: aterrador en todo momento

Bueno. Como suele suceder en esta clase de eventos, hubo retraso con la apertura de puertas, lo cual aumentó la expectación del público. E insisto que no es para menos: Slayer, una banda con
fama de tener unos directos asesinos, y Anthrax, que como bien me comentaron algunos colegas, se encuentran en un estado formidable  para los conciertos.

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Maciek Ofstad, tocando con solemnidad

Todavía recuerdo la apertura de puertas, la preparación del escenario para Kvelertak... el momento se acercaba, y un servidor no sabía ni cómo sonaban ¡nada! Sorpresón fue el ver a unos chicos llenos de ambición, interpretando una mezcla de hardcore punk con mucha melodía de black metal y cierta actitud rockera. Hay que reconocerlo, las guitarras solistas de los noruegos se salían. Pero eso no fue todo lo que se ofreció sobre esas tablas. Kvelertak supieron cómo mover al público gallego, dar espectáculo y aprovechar el aire festivo que tenemos los de sangre latina. En otras palabras: Erlend Hjelvik demostró ser un frontman con auténtico carisma, de presencia imponente y ánimo inagotable. Debido a estas cosas, me recordó mucho a Johan Hegg (de Amon Amarth) desde el minuto uno. Y es que hasta en el aspecto físico tenía un aire. Vikingo total, oigan...

Erlend entró al escenario con su máscara-búho metiendo miedo y cantando a ciegas como quién dice; a escasa distancia del público, mientras (creo) que sonaba Åpenbaring. Hubo dinamismo, un sonido nítido y una ejecución muy limpia. Se disfruta cuando escuchas a una banda nueva y ves que
tienen material variado, con personalidad. Quizá lo único flojo fueron los coros de los guitarristas, que daban un "aire" alto light de más a una música esencialmente macarra, oscura... furiosa. El show de Kvelertak no fue largo a pesar de todo, pero se disfrutaba de un buen ambiente y el Coliseum estaba bien preparado para el evento de marras.

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Frank Bello recién iniciado el show

Fue media hora después, cuando el que suscribe se tuvo que tragar su orgullo, y reconciliarse con unos clásicos del metal que nunca le hicieron levantar una sola ceja: Anthrax. Sí, sí... aquí hay uno que se pincha a Anthrax y se queda igual. ¿Qué es lo que pasa? Que la cosa cambia cuando ves llegar a los entrañables Scott Ian y Frank Bello con paso solemne, empieza la marcha y te preguntas a ti mismo: "¿Dónde está Belladonna?" Fieeeew... "¿Qué fue eso?" El frontman de 55 años

atraviesa a toda carrera el escenario de un lado a otro, se encara al público jubiloso y comienza a cantar ¡Ea! ¡Caught in the Mosh en vena!

Gary Holt (Exodus) dejándose llevar

Gary Holt (Exodus) dejándose llevar

Show cojonudo, y perdonen mi vulgaridad. Pero es que fue sin duda el mejor grupo sobre las tablas aquella noche. Impresionado con todo lo que se movían y motivaban al público. De veras. Got The Time... Madhouse... Anthrax se nos ponían hímnicos, y es que con un tiempo tan reducido lo que les tocaba: soltar clásicos a cascoporro aunque desgraciadamente para sus fans, había que dejar algunos fuera. Momento a destacar cuando desplegaron dos telas con los rostros de Dio y Dimebag Darrell y comenzó a sonar In The End, anunciada por aquellas tétricas campanas. Lo curioso es que con las tonterías, tres de las nueve canciones que tocaron fueron covers. Lo cual no termina de gustarme, que a ver:

March of the S.OD. es una canción escrita por Scott Ian, y Antisocial hace tiempo que la tocan pero... eso. No acaba de convencer la estrategia.

De todas formas, valorando el conjunto no cabe duda alguna: Anthrax dieron un concierto de órdago; con un excelente nivel y (lo que más me llamó la atención) Belladonna sin perder el fuelle ni por un instante a pesar de no parar de moverse, saltar y brincar. Insólito ¿De qué está hecha esta gente?

El listón estaba altísimo y yo, que ya me las había visto con Slayer dos años atrás tenía confianza en ellos para que dieran la talla ¿Qué es lo que pasó? Que a pesar de hacer un show bastante variado y disfrutable, uno no puede evitar sentirse algo amargado. Y ya no es solo por la poca interacción de la banda con el público o su dinamismo sobre las tablas, que es algo más o menos razonable dado el estado físico de Tom Araya y Kerry King. La cosa es que tocaron quizá demasiadas canciones lentas al comienzo del show. Que ojo: abrieron con una asesina Repentless (precedida de la intro de rigor). La cosa es que Postmortem quizá cayó demasiado pronto siendo este un tema algo digamos... tranquilo, quitando

Araya poniendo en juego sus cuerdas vocales

Araya poniendo en juego sus cuerdas vocales

el desenlace final, claro ¿Y qué me dicen de incorporar dos canciones del God Hates Us All al setlist? Porque vale: Disciple lo puedo entender, ¿pero God Send Death era necesario? No me malinterpreten. Ambos son buenos temas, y en directo ganan muchísimo más, como todos los de Slayer, pero ¿dónde quedan himnos como Show No Mercy, At Dawn They Sleep Epidemic entre algunas otras? Al menos siempre se podrá agradecer que no se olviden de pepinazos como Chemical Warfare, Angel Of Death, Raining Blood, Hell Awaits, South Of Heaven, o Seassons In The Abyss entre otras muchas. Fue un recital extenso y como antes dije bien variado.

Scott Ian posando para las cámaras

Scott Ian posando para las cámaras

Por otro lado, también se notó un poco de falta de pericia en lo concerniente a los leads de guitarra; que los más veloces Holt los sustituyó por pasajes de trémolo y pedal y King les quitó como la mitad de las notas. Anda lento el calvorota últimamente... no obstante, lo peor del show no fue responsabilidad de los propios Slayer, fue la total falta de respeto de una persona del público al

lanzarle cerveza a Araya entre una canción y otra. Un momento bastante spinal-tap a partir del cual se rompió bastante la magia. Estaba claro que el chileno estaba cabreado y había perdido las ganas de interaccionar con nosotros. Y luego, piensas que esta fue la única fecha en la que Slayer no consiguieron el sold out en toda la gira por España (de hecho, todavía quedaba bastante

aforo por llenar) y joder... te decepcionas con la gente ¿Cómo esperar que sigan viniendo gigantes como estos si los tratamos como como los tratas? Por suerte prevaleció la profesionalidad en Slayer y el cariño entre los fans permitiendo que el show llegase a buen puerto. Lo cual no evitó que Araya se despidiese de nosotros con un irónico "¡Adiós, gracias por venir y gracias por la cerveza!"

Definitivamente y a fin de cuentas, valió la pena moverse en tren hasta A Coruña para ver a tan distinguido elenco de músicos, y pasar despierto veintidós horas hasta al fin volver a casa. Fueron tres grupazos que dieron la talla, y nos regalaron un espectáculo más que digno. Aunque algunos se lo curraron más que otros, desde luego.

 

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