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Crónica: ROADBURN FESTIVAL 2023, Tilburg. Día 1 (20/04/23)

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Un año más Tilburgo se convirtió en el epicentro para quien gusta de descubrir nuevos valores musicales auspiciados por el metal experimental y otras tendencias ciertamente oscuras. Es lo que trae consigo Roadburn Festival cada edición dentro de su programa, pero no todo es tan sencillo, pues sus entresijos contienen aún más planes ambientales que debes explorar para no volverte de allí únicamente con la sensación de haber ido a un festival a pasártelo bien, sino también de volver de nuevo a casa una vez que termina todo con alguna lección aprendida y un buen montón de descubrimientos en la maleta.

DÍA 1, JUEVES 20 ABRIL

Viajar el mismo día del festival tiene alguna parte negativa, y es que a veces se hace difícil llegar al comienzo del mismo, al tener que depender de las conexiones de transportes, junto a las gestiones de hotel y avituallamiento una vez que llegas al lugar. Una vez superado todo toca dejarse llevar por los distintos escenarios que se integran en el evento. Así que los suecos BURST fueron los encargados de romper el hielo en el Mainstage, el escenario más amplio de la zona del 013. Y es que la formación sueca, quitando algún momento puntual, ha estado fuera de la actividad durante años, como si estuvieran esperando que las nuevas generaciones  volvieran a hacer que su obra resucitara, teniendo una lenta maceración que les sacara del letargo, y así poder ser disfrutada por viejos seguidores, aquellos que conocieran su fase experimental en los primeros años de la década de los noventa, y también los nuevos adeptos que los descubrieron en la última década, y que llevaban tiempo preguntándose que pasaría con ellos en un futuro. La barita mágica la agitó Walter y el equipo de Roadburn, haciendo que se juntaran para repasar en este concierto sus variados álbumes con una exhibición de ferocidad y ritmos pesados que deambulaban por las distintas épocas, aquellas que les llevara a grabar notables piezas de metal con algunos vértices en el riesgo sonoro. Lo hicieron bien, y consiguieron hacernos llegar de forma vehemente sus melodías duras llena de paisajes sonoros etéreos.

Procedentes de la Bahía de San Francisco, BODY VOID llegaba a Roadburn para actuar por primera vez. Haciendo un potente y estruendoso doom, traían bajo el brazo sus últimas referencias publicadas, el disco “Bury Me Beneath This Rotting Earth” de 2021 y su más reciente EP “Burn The Homes Of Those Who Seek To Control Our Bodies” de 2022. Sus temas largos y densos hacían que tu cuerpo se moviera como si se tratara del péndulo colgante de un reloj de pared. Sin duda fue de resaltar la brutalidad verbal y vocal de su cantante mastodóntica Willow Ryan, quien haciendo las veces de guitarrista, dejaba constancia de su liderazgo dando pie a su voraz crítica política y anticapitalista. Fue mi primera toma de contacto en directo con este trío que lleva funcionando desde el año 2016, y creo que no caerán en saco roto desde este momento. La fusión nuclear que producía su sonido entre instrumentos y las cargas sonoras ante el micrófono, me hacen pensar que esta formación en breve cogerá más fuerza y probablemente protagonizará otros espacios de directo por Europa en un futuro cercano.

Debido a los solapes de escenarios, no pude ver en esta ocasión en todo su esplendor  la actuación de los ingleses ESBEN AND THE WITCH presentando por primera vez y de forma íntegra, su nuevo trabajo “Hold Sacred”. De por sí, su contenido es lento y melancólico, y así se nos hizo escuchar en escena. Lo que pasa que tanta suavidad tras venir de Body Void, para mi gusto se tornaba algo durmiente. La banda tiene una difícil definición musical ya de por sí, y recuerdo que cuando los descubrí hace seis años en este mismo lugar me parecieron una formación sorprendente. A día de hoy no digo que no lo sigan siéndolo, pero dentro de una línea más edulcorada e intimista. Esperaba reencontrarme con los momentos extravagantes que le recordaba a su cantante y bajista Rachel Davies y con aquella línea post rock con la que coqueteaban continuamente hace años, pero no fue eso exactamente lo ofrecido. De todos modos, sigue siendo una banda en la que hay que meterse de lleno en sus directos, dejándose llevar por esos matices ambientales que vuelcan en los directos, y hay que darle tiempo al desarrollo de sus composiciones, pues no son para ver en unos pocos minutos si quieres entender su propuesta musical.

JULIE CHRISTMAS hizo un show de mucha expectación. En la edición del año 2018 también tuve ocasión de verla junto a Cult Of Luna interpretando el disco llamado “Mariner”, lo que fue una colaboración oficial entre ambas partes que años antes se había publicado y que terminó tocándose íntegramente en el festival. Aquello quedó atrás, pero aprovecho para recomendaros su escucha. En esta  ocasión estábamos convocados para verla en solitario, protagonista de todos los focos, y de sus múltiples penumbras, consiguiendo sombras y contrastes bien ejecutados al ritmo de su paranoia escénica. Los músicos que la acompañaban tocaron para que esta neoyorkina, nacida el día de Navidad, de ahí su segundo nombre, fuera estremeciendo su cuerpo según iban sucediéndose los ritmos de su obra, de escucha agradable en estudio y superlativa al ser interpretada en vivo. A ella pareciera patinarle a veces la voz, algo que forma parte de su ADN de artista. Salvando las distancias, me recordaba a Chino Moreno de los Deftones, con esa técnica vocal que le da estilo propio a cada interpretación. Viví este concierto como uno de los mejores de la primera jornada.

A los japoneses BO NINGEN se les encargó que actuaran por primera vez en Tilburg interpretando su último trabajo “Far East Electric Psychedelic”, y para ellos debió de ser como una doble prueba a poner en marcha. Por un lado desde el escenario, pues los músicos salían fuera de la zona de confort de ser ellos mismos los encargados de exponer los temas más sensible de su música, que ya lleva camino de las dos décadas de existencia. Y por el otro lado de cara al espectador, ahí la prueba nos tocaba de lleno a nosotros, el público, al observar y escuchar cómo este torrente de incontinencia experimental se iba tomando de forma ordenada a través de un desarrollo lisérgico de cariz noise. Pero la realidad luego fue otra bien distinta, porque el caos que les alejaba de la monotonía hizo que sus engranajes experimentales estuvieran a punto de saltar por los aires. Como curiosidad decir que tienen su residencia en Londres, pero ya sabéis el dicho aquel que reza... que aunque el nipón se vista de seda, nipón se queda.

El eclecticismo del proyecto blackmetalero SPIRIT POSSESSION me desplazó con paso firme hacia el Hall Of Fame, que este año estaba situado como escenario de interior, abandonando la amplia caseta móvil que antes se situaba en el exterior del lugar. Tanto el guitarrista y vocalista S. Peacock (Ulthar, Pandiscordin Necrogenesis), como A. Spungin (Ormus, Taurus), quien se encarga de la batería y de los sintetizadores caseros a la hora de llevar todo esto a un estudio de grabación, aportaron un estilo de distinción entre brumas de la vieja escuela a la que nos tienen acostumbrados en cualquiera de sus otras bandas que militan. Las percusiones sonaban a todo trapo cuál zapatilla redundante influenciada por los Bathory, donde las voces chillonas te iban haciendo estremecer, mientras las guitarras alcanzaban cierto vértigo en busca del caos sonoro. Interesante concierto para engañar al oído cuando te pide que busques algo de relax en formato de bálsamo sonoro.

FRANCE, que como su propio nombre indica, son de allí mismo, ya desde el primer momento dejaron intuir con la simpleza de su nombre los desarrollos de su música. Tuvieron en vilo a todo aquel que gustó de probar sus sonoridades en el Next Stage. Una vez empezado el concierto de Jeremie Sauvage a cargo del bajo eléctrico, Mathieu Tilly en la batería y Yann Gourdon portando una zanfoña que una vez soltara el músico su manivela ya no dejaría de dar vueltas de forma automática, se marcaron una hipnótica sesión, tan precisa y continuada, que no tendría descanso hasta que se les acabara el tiempo de recreo. Lo simplista también agrada si es que estás preparado para ello, y al tiempo, también te pone a prueba la paciencia, aquella de mantenerte en el lugar o en cambio la de buscar otras sensaciones que están ocurriendo a la misma hora en otros lugares. En mi caso, tomé la decisión de explorar otros caminos a la media hora de no haber novedades en su puesta de largo, dejando allí a un batería en acción que parecía extenuado al marcarse en todo momento el mismo ritmo en su golpe de baqueta amaestrada, y un bajista que de espaldas al público sostenía los dedos en el mástil en las breves notas usadas para consolidar la clave del éxtasis, mientras la gaita del pobre giraba automáticamente… así que cambié el escenario por el del cercano Main Stage donde estaba teniendo lugar la actuación de Luis Vasquez con su banda THE SOFT MOON interpretando el disco “Exister”, fluyendo cierto toque de melancolía gracias a una base de sintetizadores que le daba consistencia de tinte emocional a todo el ritmo de cada canción. Su tendencia post punk haría que esta primera jornada terminara con mis piernas moviéndose indirectamente al ritmo de su oscuridad.

Texto y fotos: Raúl “Mister Virus” García

Publicado el 9 de mayo, 2023
Realizada por Mr. Virus
Colaborador de TNT Radio Rock

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