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Crónica: ROADBURN FESTIVAL 2017, Tilburg. Día 4 (23/04/17)

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DÍA 4, DOMINGO 23 ABRIL

Cuando llega el último día de un festival en donde has disfrutado de tantas jornadas, lo normal es que sigas deseando que aquello se prolongue un poco más. Pero también empiezas a pensar a medida que van acortándose las horas, en la siguiente edición de Roadburn Festival, que ya está fechada entre los días 19 y 22 de abril de 2018. El veredicto tras haber resuelto cada uno de sus días ha sido positivo. Esta jornada tendría una programación musical más discreta para los amantes de los sonidos extremos, pero también es cierto, que llena de posibilidades para quien guste de indagar en artistas de calidad. TEMPLE OV BBV es nuestro comienzo en el Main Stage, la unión sideral de los miembros de las bandas GNOD y RADAR MEN FROM THE MOON. Lo bueno de volver a ver una vez más a nuestros residentes este año junto a los otros alborotadores que cerrarían el Green Room pasada la medianoche, es que serían actuaciones con distintas intensidades, distintos repertorios, y al mismo tiempo mostrando sus toboganes musicales llenos de curvas y altibajos. Los sonidos extraños, extravagantes y caóticos de su set daban comienzo con el prolongado comienzo de la pieza “Butchers Tears”. Ver a tantos músicos sobre el escenario flipando a las primeras de cambio con esa saturación de instrumentos, haciendo sonar también las dos baterías al mismo tiempo, era poco menos que contagioso, pero al igual que el primer café de la mañana cuando llevas varias noches en vela, podía tener reacciones desiguales para quien lo consumiera.

Gran ocasión para ver a OXBOW. Esta banda experimental de San Francisco, siempre va a tener en su sonoridad avant-garde de corte jazzista, un contundente fijamiento en la desigual voz de Eugene Robinson, una excentricidad en la manera de abordar particulares tonos vocales dentro de sus encriptados textos. Un tipo televisivo que habrá quien lo haya seguido también en la gran pantalla, además de leerlo, pues también es un ávido escritor. La banda se formó en 1988 como un proyecto tras cerrar capítulo Whipping Boy después de una década funcionando. De entre aquellas cenizas, Eugene y Niko Wenner, éste encargado de las guitarras y teclados, empezaron a dar forma a esta historia original, distanciándose de las estructuras musicales en su otro grupo.

Tras AUTHOR & PUNISHER, se encuentra Tristan Shone, natural de San Diego, California. Y es que él sólo se bastó para liderar con sus teclados un show donde sonaban guitarras y baterías sampleadas en plan drone, que evitaba imaginar en directo a cualquier otro músico acompañándole. Un espectáculo centrado en todo tipo de samplers y sonoridades que se iban disparando desde su base de operaciones, causando atmósferas, a veces asfixiantes, de forma tan radical y enrabietada como la forma de atacar las partes vocales que emplea. Una especie de hombre orquesta en cuanto al sonido industrial se refiere, con una extraordinaria coordinación en su puesta de largo maquinal, la cual llevaba apoyo de algunas imágenes que se iban proyectando en una pantalla trasera.

El mismo proyector serviría para ambientar los sonidos de ACB OF CAÏNA cuando le tocaba el turno al inglés Andrew Curtis-Brignell en este mismo escenario, pues seguimos en el Green Room, donde hoy era evidente que había una programación más sensible y delicada, con artistas abiertos a la posibilidad de mostrarse ante un notable público consiguiendo que una única persona expandiera el universo con sus composiciones. Andrew agradeció la oportunidad que se le daba de poder hacer realidad un sueño, estar en la meca de la experimentación compartiendo un set protagonizado por su obra “Mourner”, como show que recordaba el décimo aniversario de su publicación. Andrew se entregó en cuerpo y alma con su minimalisto, basado en un portátil que hacía sonar las bases a las que iba decorando con algunas partes de guitarra eléctrica que hacía sonar al tiempo que cantaba.

Entre medias de nuestros solitarios compositores, tendríamos ocasión de ver a PALLBEARER con otro tipo de desarrollos musicales ejecutados en torno al doom, con una base muy melódica gracias a la profundidad de las guitarras. El cuarteto de Arkansas cerraba su gira europea en Tilburg para continuar tocando por Estados Unidos al día siguiente. Tienen editados tres discos, y venían presentando su último Heartless a Roadburn, así que no dudaron en ofrecérnoslo casi íntegramente tocando los temas “Thorns”, “Dancing In Madness”, “I Saw The End” y “Heartless A Plea For Understanding” incluyendo además un par de temas de cada uno de sus anteriores trabajos. Muy equitativos.

A los finlandeses SINK habrá que seguirles la pista a partir de ahora, pues para mi eran desconocidos hasta la fecha, pero pude descubrirlos tras atravesar el íntimo Cul De Sac y me sobresaltaron. Un acierto absoluto protagonizado inicialmente por dos tipos en donde sus mesas de disección sonora estaban rodeadas de pedaleras y cacharros sampleando sonidos, frecuencias y haciendo de aquello una concentración experimental que terminó equilibrando de nuevo un saxofonista al entrar en escena, mientras a través del micrófono se realzaba el caos. Pasaron calor de cojones, pues la intensidad y la forma de hacerse seguimiento mutuo para ir viendo en qué momento iban aumentando la sicosis sonora de sus frecuencias les propiciaban sudores notables, y eso que uno de ellos iba descalzo.

GONG ofrecieron en Het Patronaat un concierto especial y memorable que hacía tener presente la figura de Daevid Allen, fallecido dos años atrás tras editar el que sería su último trabajo en vida, “I See You”, disco del que por cierto creo recordar que no hicieron ninguna canción en este show. Sus antiguos compañeros brindaron algunos de los temas destacados incluidos en Rejoice! I'm Dead!”, publicado el año pasado, con algunas de las canciones de las que él fue partícipe en su composición. De este disco pudimos ver las interpretaciones de los temas "The Thing That Should Be", “Kapital”, “Rejoice!”, “Visions” y "The Unspeakable Stands Revealed" en el final. Entre medias hubo tiempo de hacer otros cortes de la década de los 70 como aquellos "You Can't Kill Me" y "I've Bin Stone Before" del disco “Camembert Electrique”. Claramente el alma faltaba en esta fiesta, aunque la leyenda del músico estuviera presente en espíritu. El continuo devenir progresivo de cada una de la instrumentación de tales piezas seleccionadas, tendría muy pendiente al numeroso público que allí estaba concentrado. Un sentido homenaje.

VALBORG fue otra formación curiosa que veíamos nada más terminar Gong, pero con una actuación que se solapada a la de nuestros anteriores protagonistas, así que nos perdimos la mitad de su show. Geniales estos alemanes entregados a la causa oscura. Solamente la presencia de alguno de sus componentes y sus formas de moverse y observar al público con sus miradas merecía cierto respeto. Su fundamento está en el death metal progresivo fusionando matices doom con un decorativo espectro vocal que va atajando letras de odio y desolación cantadas en alemán de una forma impulsiva y casi cortante. Venían con nuevo disco, “Enstrand”, del que hicieron cuatro temas.

ULVER eran ideales de estar aquí en cualquiera de sus facetas sonoras, bien sean sus primeros tiempos más abrasivos, como en su periodo actual más experimental y en cierto modo carente de esa intensidad. La línea que mantienen en su último disco “The Assasination Of Julius Caesar” ha podido decepcionar a quien no haya sabido adaptarse a su evolución pero en este show, en el que interpretaron íntegramente este último disco, venían enmarcados por una performance visual llena de rayos laser muy interesante. Ya avanzado el show pensaba que estaba metido en una fiesta electrónica, por el sonido envolvente y la iluminación, pero había rasgos sonoros que lo llevaban más allá de todo eso haciendo de este concierto algo especial. Los temas no los hicieron correlativos según aparecen en la grabación de estudio, y contaron con los detalles del guitarrista de refuerzo Stian Westerhus realzando el tema “Rolling Stone”, así como una jam session extenuante que parecía no fuera a terminar nunca hacia el final con la canción “Coming Home”.

Con su primer trabajo homónimo recién publicado a través del sello nuclear blast, THE DOOMSDAY KINGDOM permitieron conocer como se desarrollaba este nuevo proyecto de corte doom, en donde milita Niklas Stälvind, cantante de Wolf y el bajista Leif Edling con toda su aurea que le hemos conocido en Candlemass o Avatarium. He de decir que me fastidió no poder ver su concierto entero, pero los temas que escuché en directo tenían un desarrollo muy fino que iban destacando cada uno de los integrantes de esta historia que tiene pinta de ser productiva en el tiempo. Mucha armonía entre los músicos, y recibidos con el calor del público que sabe a quién tiene enfrente, un trozo muy importante de la historia pionera del doom. Además teníamos frente a nuestros ojos a otros dos excelentes músicos curtidos sin duda, Andreas Johansson tocando la batería y Marcus Jidell en la guitarra.

ENMMA RUTH RUNDLE fue la responsable de que sacrificáramos parte de otras actuaciones por coincidir artistas al mismo tiempo en distintos escenarios. Lo de esta norteamericana tocando en plan cantautora, sola con su guitarra y con esa voz angelical, dejó absolutamente prendado a todo aquel que estaba en el Green Room. Una vez comenzó su actuación y su manera de exponer las canciones, te provocaba una sensación de complicidad que impedía casi dejarla allí a medias de actuación. Ella también forma parte de las bandas Marriages y The Nocturnes, cuyas sonoridades pasan por el post rock, rock experimental, post metal… pero aquí se desnuda con un corte más cercano al folk.

Desde Massachusetts COME TO GRIEF nos volvía a meter de lleno en el sludge y el doom con las canciones que tienen editadas en su reciente EP “The Worst Of Time”. Pero también supuso un rencuentro de temática asfixiante con Grief de donde proceden sus miembros. En este nuevo periodo han tomado el nombre de aquel disco que titularon “Come To Grief” en 1984 estando entonces en plena actividad aquella otra formación. Te iban empujando a su ritmo, pausado bien cada marca, y haciéndote sentir como hipnotizado.

PILLORIAN aunque se presentaba como una formación de reciente creación que apenas lleva activa un año con un disco en la calle titulado “Obsidian Arc”, tras sus filas se aprecia la solera que acarrea su cantante y guitarrista John Haughm, si atendemos a la veterana formación en donde militaba, hoy en día disuelta, Agalloch. Hicieron un black metal contundente al tiempo que cerraban el Main Stage, dejando una sensación de velocidad necesaria tras el ritmo que minutos atrás en ese mismo escenario había llevado el extravagante y transgresor espectáculo de Hypnopazüzu, consiguiendo provocarme en alguna ocasión reacciones oníricas.

Mientras, Het Patronaat decía adiós, hasta el año que viene, con los norteamericanos INTER ARMA, quienes centraron parte de su actuación en su último trabajo “Paradise Gallows”, con temas lo suficientemente largos para que su desarrollo en directo muestre unos cambios de ritmos que los hacen como si fueran más cortos, por las líneas de detalles que incluye su música a nivel instrumental. Amén del contundente tono vocal y las partes instrumentales que a veces devaneaban con cada uno de los estilos que enmarcan entre el sludge y el death metal.

Tampoco quise perderme la clausura del Green Room sintiéndome al menos parte de la locura escénica de los holandeses RADAR MEN FROM THE MOOM. A nuestros amigos los habíamos visto en acción al principio de la jornada durante el show de Temple Ov BBV, y aquí naturalmente, iban a entregar uno de esos conciertos similares al que tuvimos ocasión de verles cuando actuaron en el festival Reverence en Valada el pasado año. La sensación fue como estar metido en una espiral in crescendo que consigue hacerte desencajar cada uno de los huesos que aún te quede en su sitio después de cuatro jornadas de actividad frenética.

Horas antes de que tuviera lugar, la organización había anunciado el concierto sorpresa de los londinenses SERPENT VENOM, ya tocando fuera de programación. Lo hacían en el Cul De Sac, así que también fue como poner el último bordado al pequeño de los escenarios para terminar de quemar la energía que nos quedaba. Y fue literal, porque hubo que mantener la visión de este show a mitad de sala literalmente a codazos, no porque uno los repartiera, sino porque la capacidad del lugar era tan reducida, que la gente intentaba atravesar la sala a cualquier precio por intentar ponerse delante de ellos en la pista. Ya que no pude ver íntegramente el set doom que habían hecho el sábado en Extase, precisamente por los problemas de aforo, viéndolos ahora, la espinita quedaba quitada. A ellos mismos se les veía disfrutando de una manera absoluta y especial, con la gente entusiasmada, sabiendo lo que estaba ocurriendo en ese momento, poniendo el punto y final a esta edición, pero al tiempo, abriendo el camino para el retorno el año que viene.

¡Enhorabuena Roadburn Festival, nos habéis conquistado, y volveremos para celebrarlo en 2018!

Publicado el 12 de junio, 2017
Realizada por Mr. Virus
Colaborador de TNT Radio Rock

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